lunes, 31 de diciembre de 2018

dosmildieciocho

Tenía esto muy olvidado y lo rescaté este verano. Bendito verano.

Hoy, como cada 31 de diciembre se acaba quizá el año con más cambios que he vivido en mi vida. He superado baches, personas y montañas enormes. He aprendido, mucho. A saber quien se merece estar y quien simplemente va a pasar, a seguir a pesar de, a luchar y a saber rendirme en el momento adecuado. Gracias 2018 por ser, quizá, el mejor año.

Tengo claro que esta noche volveré a brindar con agua porque a mi me sigue sirviendo, me pondré ropa interior roja aunque sé de sobra que tengo amor en todos los centímetros de mi piel, reiré a carcajadas con mis amigos después de felicitarnos el año 5 veces, pensaré en porque me he puesto tacones si me duelen los pies y desearé llegar a mi cama para volver a dormir.

Este 2019 no necesito nada más de lo que ya tengo en mi vida, quiero aprender a cuidarlo de verdad, a que venga lo que venga no rompa lo que tengo. Pido luchar por quien me quiere, conseguir cada uno de mis propósitos, aprender de mis errores y nunca parar, porque quieta no consigo nada.

Quiero comerme el mundo, gritar como una loca y reír por disfrutar cada segundo. No quiero arrepentirme de nada de lo que haga, quiero seguir siéndome fiel.

Ah, y pediré el mismo deseo que siempre, para que no deje de cumplirse.

No hay comentarios:

Publicar un comentario