domingo, 22 de junio de 2014

la dependencia y lo que duele.

De repente pasa, y ocurre que empiezas a depender. Dependes de una sonrisa, de un te quiero, de unos ojitos, de una persona que se supone que depende de ti. Y como odio depender así de alguien. No es porque no me guste estar así con una persona, si no que la sensación de incertidumbre constante la odio. Supongo que también influye que esto penda siempre de un hilo, a veces tan fino que la montaña rusa en la que vivo se lo lleva siempre de calle. Como he leído antes, la felicidad depende de dos cosas, de que te quieran y de que descubras lo mucho que puedes querer, solamente que tengo miedo de querer demasiado, que paradoja eh. Llegará un día en el que me deje de preocupar por el que pasará, pero cuando dependo así de una persona eso es demasiado dificil para que las cosas salgan siempre bien.