Creo en las personas. No en lo que hacen, si no en su esencia. Todos somos diferentes, y por ello, especiales. Estamos definidos por lo que sentimos, no por lo que hacemos. Nos dedicamos a utilizar una coraza para protegernos de alguien que, quizá, sea igual que nosotros. Y eso, es miedo. Puede ser miedo al fracaso, a que te hagan daño o incluso a que te puedan hacer feliz. Yo también me he colocado una coraza, bueno, quizá varias. Desde que no estoy por aquí han ido pasando personas por mi vida que han pasado de ser muy importantes a convertirse en auténticos desconocidos y de la misma forma, han seguido apareciendo personas que a día de hoy, son de lo mas bonito que tengo a día de hoy.
En este tiempo, he aprendido a valorarme más, ya sea con ayuda o sin ella, he aprendido a valorar a la gente, a quién está y se quiere quedar, a quien decide irse y volver y a quien se va con los años. A pesar de todo esto, yo sigo creyendo en las personas que me han hecho llegar hasta aquí. Yo me muevo por sensaciones, vibraciones e impulsos. Puede que no sea lo mejor para llevar una vida en paz, pero a día de hoy, es la vida que más me gusta.
