Siempre soy yo la de la mala suerte.

No hay reacción después de tanta caída, de tanto golpe, de tanta ida y venida. Duele la falta, el saber que no estarás, que no habrá nadie como tú. No gano nada auto-engañándome y sabiendo lo mucho que me importas aunque ya no fuera lo mismo, porque me tranquilizaba saber que ibas a estar ahí. Pero como siempre es a mi a quien afectan las cosas, que ya no hay solución y es hora de asimilarlo, de que los recuerdos no vuelvan para doler, de aprender de los errores y aprender a valorarme de una puta vez. No se cuantas veces me he propuesto cambiar de vida, y dudo que lo consiga, que soy la misma idiota de siempre.