jueves, 1 de marzo de 2012

El problema no fue nunca empezar, el problema es cuando terminar.

Muchas veces, las cosas son mas simples de lo que queremos ver. Sin querer, los recuerdos nos abordan sin avisar, algo, que creiamos olvidado. Cuesta pensar que era algo, que por lo menos podriamos llamar pasado. Confiamos en que no volvería a ocurrir, pero en el momento mas inoportuno, llegan, arrasando con todo lo que hay por delante. Son esos momentos, que por una u otra razón, hace que, las lágrimas caigan por la smejillas, sin ton ni son, o que por el contrario, consigan dibujarte la mejor de las sonrisas. A veces las razones sobran, los momentos se acaban, y es cuando los recuerdos comienzan a aparecer. No hay un porque escrito que nos explique la razón de las cosas. Sencillo no es, pero a veces, lo mejor que se puede hacer, es ver donde empieza una cosa, y donde otra, suele acabar...

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